Como parte del mes de la mujer, la Dirección de Asuntos Estudiantiles junto con la Subdirección de Género, Diversidad e Inclusión, organizó el ciclo de conferencias Ruth Bader Ginsburg 2022. La primera de las conferencias se centró en activismos feministas y respuestas institucionales de las universidades. Se usó como base de la discusión la edición 79 de la revista Reencuentro, que junta once textos del movimiento feminista dentro de las universidades y la respuesta que las instituciones han presentado frente a estos colectivos.
La historia de la mujer universitaria
Como parte de la introducción, la Dra. Leticia Bonifaz, experta del Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación, mencionó que no fue sino hasta finales del siglo XIX que se permitió el acceso de las mujeres a las universidades. Sin embargo, que las alumnas fueran aceptadas no implicó que fueran bien recibidas. Los profesores pensaban que las clases estaban destinadas exclusivamente a los alumnos que debían generar un ingreso para sus casas o que simplemente había temas que no eran de mujeres.
La doctora en Derecho compartió una de sus vivencias universitarias en la clase de un profesor de Teoría de Obligaciones. «El profesor decía que sus alumnas solo podían entrar con falda porque los pantalones los traían los hombres. Únicamente les permitía el acceso a las mujeres con pantalón si tenían las piernas leprosas», recuerda Bonifaz. Comentarios como los de el profesor han sido una constante en la vida universitaria de alumnas de distintas generaciones. «La generación actual dijo no más y con ello están intentando romper el sistema patriarcal arcaico», afirma la experta del Comité.

La Dra. Lourdes Ladrón de Guevara, investigadora de la Universidad Autónoma de Nayarit, habló de cómo las mujeres lograron acceder a las universidades en el siglo XX a través de sus derechos. Mencionó que actualmente el 50% de las personas que trabajan, administran o estudian en las universidades son mujeres.
«En el siglo XXI la mujer se convirtió en un agente político. Sin embargo, las universidades no han sabido responder a este cambio», afirmó la ponente.
A su vez, la investigadora declaró que los contenidos educativos, los programas y avances científicos han funcionado como espacios de la masculinidad dominante y, por lo tanto, ha habido un choque de ideas.
Acompañamiento dentro de los colectivos
Para la Dra. Janette Góngora el problema que podría presentarse en los colectivos universitarios es que están conformados únicamente por las alumnas, no hay profesoras dentro de ellos. Esto tiene como consecuencia que sean colectivos temporales, por lo que considera necesaria la inclusión de profesoras dentro de los colectivos. Por su parte, afirmó que dentro ellos se encuentra el acompañamiento y seguimiento de los procesos de denuncia. A su vez, mencionó que parte importante del proceso es la sensibilización de los jurídicos, ya que es necesario que no estén impidiendo los procesos, sino que los estén apoyando.

La revista Reencuentro
La Dra. Gabriela Delgado, investigadora del Instituto de Investigación sobre la Universidad y la Educación UNAM, hizo un análisis de los once artículos que se publicaron en la revista Reencuentro. Dentro de su análisis, se percató sobre la poca investigación que se ha hecho sobre la mujer dentro de la universidad: la mayoría de estos 11 artículos tenían las mismas fuentes. Esto demuestra el esfuerzo que se debe hacer para seguir investigando sobre el tema. «Es importante tener presente a quién se le está escribiendo y desde qué punto de vista nos van a leer. De esta manera, podemos lograr escribir un texto más profundo», afirmó Delgado.

Para la Dra. Ladrón de Guevara, el tema central de los artículos es la violencia como un elemento que atraviesa la vida universitaria en distintos ámbitos y circunstancias. «Es importante hablar de la riqueza de la resistencia, la voz que dice ‘aquí estamos’«, afirma Ladrón de Guevara. Afirma que se tienen que reformar los poderes y las autoridades, no las mujeres.

Finalmente, se invitó a la reflexión y a la continuidad del movimiento para seguir generando propuestas. Además, se alentó a que más mujeres se unan al movimiento, y ayuden a reformar las leyes y generar propuestas de acción. Se debe de aprovechar la clase política de las mujeres que han logrado colocar temas en la agenda pública, para tener estas discusiones a nivel universitario y ser agentes de cambio que trabajan por la paridad.