El ITAM, en colaboración con el Museo de Memoria y Tolerancia, ha traído a los corredores de plaza roja el “Túnel de Memoria y tolerancia”.
Este proyecto móvil tiene gran relevancia en el ámbito social, ya que pone a disposición de toda la comunidad un espacio de reflexión a “la puerta de nuestra casa”. Su objetivo es abordar temas históricos, como la memoria de los 5 grandes genocidios de la historia moderna. Durante la inauguración, el rector, Arturo Fernández, Alejandra Peralta, directora de Desarrollo y Comunicación Institucional, y Alejandra Cervantes, directora de Estrategias y Proyectos del Museo Memoria y Tolerancia, acompañaron el evento y entregaron un mensaje conciso.
“Es vital entender y respetar nuestras diferencias” expresó Arturo Fernández. Además, extendió el apoyo de la institución a todas las víctimas de la guerra “Israel-Palestina”, en sintonía con el estado de emergencia en la franja de Gaza.

Por su parte, Alejandra Cervantes añadió que es importante que los esfuerzos del museo lleguen a la mayor cantidad de personas, y agradeció que el ITAM abriera sus puertas a un proyecto que da a conocer partes de la historia que necesitan ser contadas. Invitó, también, a que este tipo de dinámicas sean recurrentes dentro del Instituto, con diferentes temáticas, ya que el primer paso es «despertar la inquietud de cada persona respecto a esos temas”. Por otro lado, motivó a la comunidad a visitar el museo, que lleva más de 13 años abierto.

La estancia de Memoria y Tolerancia es una de las diferentes iniciativas que el museo tiene a su disposición para invitar a las personas a que se sometan a procesos de introspección y conciencia. Busca incentivar el debate interno y la introspección sobre las conductas discriminatorias y clasistas en nuestros círculos sociales, entre otras conductas. Asimismo, se lleva a cabo para aprender que diversos grupos vulnerables aún no son tomados en cuenta, como las personas discapacitadas, adultos mayores o integrantes de la comunidad LGBTTTIQA+.
Para terminar, Jorge Araujo, alumno de la Licenciatura en Relaciones Internacionales y voluntario del Museo de Memoria y Tolerancia, invitó a la comunidad itamita a involucrarse. Preguntó acerca de las motivaciones y preocupaciones de la comunidad, y les cuestionó sobre el rol que tienen los universitarios, como arquitectos del futuro. Por último, aseguró que no podemos quedarnos de brazos cruzados ante los actos de intolerancia, porque denunciar también es un acto de lucha y rebeldía.