Lenguaje inclusivo en 2021. La comunidad del ITAM dialogó sobre su uso

Con la realización de dos mesas de diálogo, el Departamento Académico de Lenguas y la Dirección de Asuntos Estudiantiles abordaron la discusión con respecto al lenguaje inclusivo, su reflexión, sus usos y sus consideraciones.

Con participación de estudiantes, profesores, así como especialistas en la materia, se habló de las definiciones del lenguaje inclusivo, el cómo y cuándo usarlo, las implicaciones de sus usos y las consideraciones de aquellos que no lo usan.

A las mesas de diálogo, realizadas de manera virtual, asistieron estudiantes, facultad, personal administrativo y otras personas de la comunidad ITAM, lo que, de acuerdo con Horacio Vives, director de Asuntos Estudiantiles, demostró el interés de la comunidad del ITAM por ampliar su entendimiento sobre este tema.

A continuación, presentamos algunas de las ideas expuestas durante ambas mesas.

Mesa I: El lenguaje incluyente en el contexto universitario

Video: Mesa I – El lenguaje incluyente en el contexto universitario

La primera mesa fue presentada por Rosa Margarita Galán, Jefa del Departamento Académico de Lenguas y por Horacio Vives, Director de Asuntos Estudiantiles.

Javier Martínez Villarroya, investigador del Departamento Académico de Lenguas, quien moderó esta mesa, comenzó diciendo que tiene preguntas más no respuestas, pero señaló que en eso recae la actividad académica. Abrió las intervenciones a los cuatro ponentes con tres preguntas básicas:

  • ¿Qué es el lenguaje incluyente?
  • ¿Cuándo utilizarlo?
  • ¿Cómo utilizarlo?

Lucia Moreno, estudiante del ITAM y representante de la Organización Estudiantil Diversidad Sexogenérica del ITAM, mencionó que el lenguaje incluyente, como ella lo entiende, tiene dos manifestaciones: en primer lugar, buscar sinónimos y tratar de incluir a más personas; en segundo lugar, usar «x» o «e» para incluir a más personas. Considera que el uso de este lenguaje está detenido por falta de claridad y empatía. Explicó que, por ejemplo, al decir «los profesores» no se sabe a quién se esta refiriendo, si se usa lenguaje incluyente se podrá saber de quién se habla. Con respecto a la empatía, manifestó que se trata de incluir a todos y hacer sentir a los que no se sienten incluidos y que, con dicho lenguaje, que sí están incluidos. Afirmó que el lenguaje incluyente hace que todas las personas se sientan vistas. Sobre cuándo usarlo, se considera que es un tema individual, es decir, que depende de la decisión de cada persona.

Diana Álvarez-Macías, profesora del Departamento Académico de Lenguas, señaló que ella aporta su conocimiento desde la perspectiva del periodismo y la comunicación pública, por lo que apela al contexto disciplinar. Asimismo, aclaró que ella no habla del lenguaje informal sino del formal. Señaló que toda persona tiene derecho a comprender lo que sucede y debe tener acceso a la información, la prioridad debe ser lograr claridad del mensaje. La función del lenguaje, indicó, es tratar de que los receptores del mensaje comprendan lo que se quiere compartir. Asimismo, expresó que al publicar textos académicos, estos se deben adaptar a los usos de la comunidad académica.

Apuntó que la definición del lenguaje incluyente aún no está perfectamente establecida; la mayoría de las personas no lo conocen o no lo aceptan. Dijo que no se trata solo de mostrar simpatías sino de marcar claridad en el mensaje. En el ámbito académico, opinó, no debe imponerse o sugerirse desde las autoridades porque esto vulneraría la independencia académica y, dado que aún no hay consenso, quienes integran el cuerpo académico deben sentirse libres utilizarlo o no. Apuntó que se debe promover que se use de forma respetuosa, que se debe rechazar el uso del lenguaje ofensivo, pero que esto no transita por modificar las reglas de la lengua española porque se puede atentar contra el derecho de aprender de todas las personas.

Federico Guzmán, profesor del Departamento Académico de Lenguas, se preguntó si el lenguaje inclusivo vulnera a la gramática española y responde que, al contrario, este la enriquece ya que se tiene oportunidad de integrar más, nombrar más y cuestionarse más. Afirmó que la lengua española tiene el mecanismo para combatir esta discriminación de género. Señaló que el ideario del lenguaje sobre la inclusión le gusta. Como profesor, considera que el lenguaje incluyente es una sugerencia de los jóvenes y observa un conflicto generacional. Asimismo, indicó que él utiliza y apoya el uso del lenguaje incluyente. Por otra parte, considera que no debe ser obligatorio mientras se priorice en todo momento un uso del lenguaje respetuoso y cordial, y mostrar sensibilidad hacia los temas de género. Señaló que el lenguaje incluyente es uno de los mayores representantes del liberalismo político. Concluyó apuntando dos riesgos que percibe de este lenguaje: el primero, que se use de forma demagógica y que no represente fielmente a la persona que lo usa y el segundo es que esto se convierta en una herramienta inútil.

Adriana Ortiz Ortega, Subdirectora de Género, Diversidad e Inclusión presentó un recuento del contexto en la literatura académica política sobre el origen de esta discusión. Tras su análisis, indicó que en la segunda década del siglo XXI nos enfrentamos a nuevos procesos de ampliación del reconocimiento que conllevan formas de redistribución y representación que se revelan en estas demandas respecto a los giros lingüísticos en torno a la identidades genéricas. Se preguntó cómo podemos contribuir a construir justicia social mediante el reconocimiento de la existencia de identidades genéricas múltiples. Afirmó que entiende la necesidad de construir un lenguaje no binario como una necesidad política y una evolución en el campo de los estudios del género y las sexualidades.

Javier Martínez, para abrir el debate, sugirió abundar más en el tema de la claridad del lenguaje.

Adriana Ortiz señaló que, en ámbitos informales, el lenguaje incluyente permite la precisión y beneficia al entendimiento. Federico Guzmán mencionó que las palabras tienen una carga ideológica, pero que la claridad se puede empañar con su uso en algunas ocasiones o puede ayudar a clarificar la idea. Lucía Moreno mencionó que su uso tiene que ver con el contexto, mientras que Adriana Ortiz sostuvo que el lenguaje incluyente es un llamado de las nuevas generaciones para romper el binarismo.

Otro tema que abordó Javier Martínez fue la invitación a reinventarse y planteó: ¿El lenguaje inclusivo invita a pensar nuevas masculinidades?

Adriana Ortiz hace una distinción entre el qué hablamos y cómo hablamos y cuestiona por qué hay tanta atención en el cómo hablamos y parece que los detractores de este lenguaje se están enfocando en el cómo y no en los temas que se deben discutir. Lucía Moreno señaló que la discusión de este lenguaje se va a dar cada vez en mayor medida y cada vez hay menos dominancia de aquellos férreos detractores. Diana Álvarez, por su parte, reflexionó sobre si existen análisis sobre los procesos de comunicaciones.

Mesa II: En el lenguaje incluyente cabemos todos

Video: Mesa II – En el lenguaje incluyente cabemos todos

Gabriela Mazzuchino, del Departamento Académico de Lenguas inició la segunda mesa con la consideración de autoidentificarse como una usuaria poco frecuente del lenguaje incluyente y puso como punto de partida los conceptos que se estuvieron utilizando durante estas mesas. Apuntó que el lenguaje incluyente se etiqueta como un lenguaje que busca evitar discriminación, mientras que el inclusivo busca derribar el sistema binario de género. Asimismo, habló de otros conceptos utilizados y que permean en el uso del lenguaje inclusivo y concluyó con distintas definiciones del lenguaje inclusivo.

Adrián Chávez, del Departamento Académico de Lenguas hizo referencia a una crisis de vivienda de España para hablar de las transgresiones a las reglas ortográficas y apuntó que, con respecto al lenguaje incluyente, ocurre un caso similar pues este es difícil de defender desde los aspectos lingüísticos ya que puede transgredir las normas del español, pero apunta a que cuando se usa se suspenden las reglas para un fin no lingüístico y señaló que se puede considerar como una licencia política. Señaló que el lenguaje incluyente no es un fenómeno lingüístico sino un fenómeno político que utiliza a la lengua para existir. El género en español, dijo, tiene una estructura profunda a diferencia de otras lenguas y, reiteró, que el lenguaje inclusivo responde más a una tendencia política que a una tendencia lingüística.

Emilio Gutiérrez, del Departamento de Economía, señaló que el uso del lenguaje inclusivo es un acto de cortesía. Emilio afirma que el sistema binario de género está destrozado y es absurdo pensar que se debe y puede luchar contra algo que está pasando: el sistema binario está en el pasado. En particular, indicó, las personas que tienen a su cargo la educación deberían adoptarlo, de lo contrario parece que se coarta la oportunidad de aprender algo que ya está sucediendo. Apuntó que para él, el uso de la «e» es muy eficiente ya que se puede hablar con menos palabras y con mayor claridad. Esta consciente que se debe practicar y que su uso no es sencillo. Desde la economía, dijo, se tiene cuidado de identificar los impactos, y la evidencia es que el lenguaje tiene un impacto en los oyentes.

Roberto Zedillo, especialista en igualdad y no discriminación, señaló que, efectivamente, este lenguaje tiene un factor transgresor y de cortesía, pero también reivindicativo y visibiliza que el ser humano no es binario. Argumentó que visibilizar la diversidad a través del lenguaje es una apuesta no solo por la importancia cultural, sino que también es una lucha contra la discriminación que se traduce en negación de derechos.

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