La generación de 1963

Por Karla Yee Amézaga

La generación de 1963

Ex alumnos de la Licenciatura en Contaduría se reunieron para celebrar los 50 años de haber egresado. Aunque el país, la Ciudad de México y el ITAM han cambiado mucho, no ha impedido que perdure la gran amistad que los une.

La generación del 63 fue pionera del campus de Marina Nacional y se caracteriza porque todos estudiaban y trabajaban al mismo tiempo, inclusive varios de ellos estaban casados; su gran determinación les permitió cumplir adecuadamente con sus responsabilidades académicas, profesionales y familiares.

La celebración fue organizada por los contadores públicos Carlos Aguilar y Agustín de Irurita, con el apoyo de Ana Cecilia López de la oficina de Ex Alumnos. Los contadores recorrieron las instalaciones de Río Hondo, recibieron una especial visita guiada por nuestra Biblioteca, y no dejaron de intercambiar anécdotas y expresiones de asombro por las remodelaciones en el campus. También recibieron algunos obsequios conmemorativos, como un dominó del ITAM donado por Don Agustín de Irurita, y degustaron una comida en su honor.

Los exalumnos estuvieron acompañados por el Dr. Arturo Fernández, el Dr. Carlos Alcérreca, la Mtra. Ana Díaz y la Lic. Alejandra Peralta. En la charla con el Rector, platicaron de la época del ITM en la calle de Serapio Rendón, la obtención de la autonomía que permitió al Instituto tener planes de estudio propios, así como los actuales planes de expansión de Río Hondo; “pueden sentirse muy orgullosos de su Alma Máter, de sus compañeros y colegas porque están haciendo un gran trabajo”, comentó el Rector.

Al final del evento, platicamos con varios ex alumnos. Virginia Ramírez Mena agradeció sus años en el Instituto, el conocimiento, las oportunidades laborales y los grandes amigos, muchos a quienes sigue frecuentando. Le da mucho gusto que la escuela donde estudió crezca de esta manera.

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Julio Rodríguez dijo sentirse muy complacido y satisfecho del desarrollo del ITAM; “ha traído para nuestro país un gran orgullo y profesionistas responsables”. Julio recuerda con cariño sus años de juventud aunque reconoce que fue una época difícil. Se casó dos años después de comenzar la carrera y tuvo un hijo, así que para mantener a su familia estudiaba y trabajaba en un despacho de contadores en Río Churubusco; “ganaba cuatro pesos la hora extra haciendo auditorias que me permitían comprar la leche para mi hijo”. Afirma que el esfuerzo valió la pena: tiene un hijo de 52 años y tres nietos que estudian Ciencias Genómicas, Música y Canto, y Contaduría Pública. Se siente inmensamente dichoso de haber pasado por el ITAM y adquirir los conocimientos de grandes profesores, como De la Llera, De la Maza, María Teresa Soto Ruiz y Raúl Niño Álvarez, por nombrar sólo algunos; “todos maestros formidables y verdaderamente dedicados”.

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Para Agustín de Irurita Pérez la experiencia del ITAM fue “la oportunidad de terminar una preparación para la vida, que le sirvió para desarrollarse profesionalmente bien”. Afirmó que las piezas clave para sobresalir y tener éxito en la vida dependen de la formación familiar, la cual te da las bases y la actitud ante la vida; de la formación profesional, que te da las recursos para hacer las cosas mejor, y de estar en el lugar y momento adecuados y aprovecharlo. Agregó que “lo más importante es atreverte a ser tú y a tomar las decisiones que pone la vida adelante; esa es la clave para tener éxito”.

Agustín de Irurita Pérez

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