Buenavertura Vivó (1813-1846) fue uno de los primeros diplomáticos de un México recién consolidado. Fue cónsul en la Habana y ministro plenipotenciario en España durante el gobierno de Antonio López de Santa Anna. El Dr. Raúl Figueroa presentó en el ITAM su libro “Memorias de Buenaventura Vivó. Ministro de México en España durante los años 1853, 1854 y 1855”, obra que publicó tras una exhaustiva investigación.

Se trata del testimonio de las relaciones entre México y España; presenta grandes datos de la política interior y exterior de México en sus primeras décadas. Además muestra una visión general de la política española de esa época. A pesar de su gran tamaño, el prólogo y las notas hacen que sea una lectura sencilla y amena.
El Dr. Figueroa califica a Vivó como un personaje muy inteligente y un santannista. Era además uno de los ministros favoritos de Santa Anna, pues gozaba de un salario más alto que el resto de sus compañeros, y tuvo la oportunidad de codearse con mucha gente importante de la política española. Por ejemplo, su discusión más importante ocurrió cuando introdujeron en Cuba indígenas de Yucatán en los campos azucareros.
Buenaventura Vivó: un hombre fuera de su época
El hecho de que Vivó se considerara a sí mismo como un diplomático de profesión, lo convierte en un hombre anacrónico, pues en esa época la carrera de un diplomático terminaba junto con el régimen que representaba, consecuencia que sufrió este personaje.
Vivó nació en Puebla pero fue criado en España, donde murió; vivió en Cuba, donde fue marino y cónsul. Realmente no tenía ningún lazo con México, ni familia ni apego a la tierra. Aún así demostró que su labor no era solo por los intereses económicos del país, sino también por el reconocimiento político de México.
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