Desde los últimos años, la tecnología y el cambio climático han sido dos fenómenos que han evolucionado rápidamente. Desde el 2007, con la entrada al mercado de smartphones, hasta el 2020, hemos experimentado más de 10,000 millones de cambios tecnológicos. La tecnología no solo cambió dramáticamente la comunicación telefónica sino que también implicó el desarrollo de nuevas formas de interacción social. El Internet nos acomodó por primera vez y como una sola sociedad en una misma red. Se hizo posible que un mensaje en tiempo real pudiera llegar al otro lado del mundo en menos de unos segundos. Sin embargo, una vida con COVID-19 también nos obligó a voltear a ver la tecnología y las redes sociales. Pasamos de utilizarlas como un simple canal de comunicación a transformarlo en nuestra nueva escuela, gimnasio, trabajo o nuestra nueva forma de convivencia social.
Vida a través de una pantalla
A través de una pantalla se nos dio la facultad de crear una versión alterna o más definida de lo que somos. Indiscutiblemente, cada red social es una carta diferente de presentación sobre lo que queremos o evitamos ser. Por ello, ya no sólo nos basta con poder comunicarnos instantáneamente sino también llegar a más personas, que sepan lo que sucede en nuestra cotidianeidad, que estén interesados en saber de nosotros, que escuchen nuestra música, que compartan nuestros hobbies o que se identifiquen con nuestra vida. Eso, sin duda es el nuevo fenómeno del Internet en las redes sociales.
Las redes sociales como herramienta
La alumna Mónica Chavarría, de la carrera de Derecho, dirigió una plática con ciertos alumnos sobre las reflexiones positivas y negativas que podemos obtener de las redes sociales. Es menester entender que en cualquier ámbito de nuestra vida la esencia es algo intrínseco. El ámbito tan profundo de nuestra esencia hace que no se pueda representar en ninguna otra persona ni objeto. El círculo de diálogo resultó tan relevante por ello, puesto que fue una actividad pensada para que cada uno recordara que su valor no está ligado al reconocimiento en una red social. De esta forma, la reflexión más ardua versa en generar ejercicios que nos permitan concientizar qué tan positivos o negativos son los usos que le damos a las redes sociales. Si la sociedad tuvo una revolución por la invención de la rueda, estoy seguro que con el desarrollo tecnológico estamos viviendo en una nueva revolución. Como bien lo hemos mencionado, las invenciones no son otra cosa más que el desarrollo de nuevos objetos que nos permiten lograr un fin. Por ello, la tecnología mediante las redes sociales implica una herramienta para muchos fines, misma cosa que puede ser usada de una forma productiva o negativa en cuanto cada uno de nosotros lo quiera de esa forma.
Círculos de diálogo
Los círculos de diálogo están pensados para ser debatidos entre los miembros de la comunidad ITAM para poner sobre la mesa temas actuales. Asimismo, sólo de esta forma se pueden generar posturas críticas a través del razonamiento para mejorar y ser más críticos. No podemos esperar un efecto positivo sobre el uso de las redes sociales hasta que se dialogue sobre ello y hasta que nos pongamos a analizar conjuntamente los alcances de nuestra interactividad con la tecnología en las redes sociales. Sabemos que las redes sociales llegaron para quedarse como un fenómeno relativamente nuevo. Pero es necesario paralelamente que sus usos e implicaciones sean cuestionados por nosotros, sus propios usuarios. Nuestra identidad no se basa en lo que proyectamos frente a las pantallas, sino en nuestra realidad. Por ello, nunca hay que olvidar: lo que sucede en las redes sociales no siempre es fiel a lo que sucede en la vida real.